miércoles, 29 de abril de 2015

Nunca des todo el Corazón. William Butler Yeats

Nunca des todo el corazón pues el amor
apenas merecerá ser tema de pensamiento
para las mujeres apasionadas si parece
seguro; ellas nunca sueñan
que de beso a beso se va marchitando;
pues todo lo bello es sólo
un breve, soñador, amable deleite.

Oh, nunca des el corazón completamente
pues ellas, aunque otras cosas digan tersos labios,
han entregado su corazón al juego.
¿Quién podría jugar bien
si sordo y mudo y ciego de amor?
Quien esto escribe conoce bien todo el costo,
pues dio su corazón y lo perdió.


Never give all the heart, for love
Will hardly seem worth thinking of
To passionate women if it seem
Certain, and they never dream
That it fades out from kiss to kiss;
For everything that’s lovely is
But a brief, dreamy, kind delight.
O never give the heart outright,
For they, for all smooth lips can say,
Have given their hearts up to the play.
And who could play it well enough
If deaf and dumb and blind with love?
He that made this knows all the cost,
For he gave all his heart and lost.

Una Canción de un trago. William Butler Yeats

El vino entra en la boca 
Y el amor entra en los ojos; 
Esto es todo lo que en verdad conocemos 
Antes de envejecer y morir. 
Así llevo el vaso a mi boca, 
Y te miro, y suspiro.

Wine comes in at the mouth
And love comes in at the eye;
That’s all we shall know for truth
Before we grow old and die.
I lift the glass to my mouth,
I look at you, and I sigh.

Cuando seas vieja, gris y cansada. William Butler Yeats

Cuando seas vieja, gris y cansada,
y cabeceando junto al fuego tomes este libro,
y quedamente leas, soñando con los ojos fijos
que tu mirada un día tuvo, ahora ensombrecida;

Cuántos adoraron tus instantes de alegre gracia,
y amaron tu belleza con amor falso, o verdadero;
pero solo un hombre amó tu espíritu viajero,
y las penas de tu rostro que cambiaba.

E inclinándote junto al resplandor del fuego,
quizás murmures, un poco triste, cómo huyó el amor,
cómo su verdor flotó lejos sobre las montañas,
y escondió su rostro en una multitud de estrellas.


When you are old and grey and full of sleep,
And nodding by the fire, take down this book,
And slowly read, and dream of the soft look
Your eyes had once, and of their shadows deep;

How many loved your moments of glad grace,
And loved your beauty with love false or true,
But one man loved the pilgrim soul in you,
And loved the sorrows of your changing face;

And bending down beside the glowing bars,
Murmur, a little sadly, how Love fled
And paced upon the mountains overhead
And hid his face amid a crowd of stars.

La Maldición de Adán. William Butler Yeats

Nos sentamos juntos un atardecer de verano,
Aquella hermosa mujer, tu íntima amiga,
Tú y yo, y charlamos de poesía.
Yo dije: “Un línea tal vez pueda llevarnos horas,
Pero si no recrea un pensamiento instantáneo,
Nuestro hilar y deshilar a sido en vano.
Mejor sería que te pusieras de rodillas
Y fregaras el suelo de la cocina, o que picaras piedra
Como un pobre viejo de sol a sol;
Porque articular cadenciosamente los dulces sonidos
Es trabajo más duro que todo eso, y sin embargo
Serás tildado de holgazán por la ruidosa camarilla
De banqueros, profesores y clérigos
Que los mártires llaman Mundo.”
                                   
                                               Y entonces,
Aquella hermosa y apacible mujer por la cual
Más de uno se abandonaría a la angustia
Por descubrir que su acento es grave y dulce,
Respondió: “Nacer Mujer es saber
–que, aunque ellos nunca lo digan–
nuestro trabajo es ser hermosas.”



Yo asentí: “Cierto es que desde la caída de Adán
No hay excelencia lograda sin el mayor esfuerzo.
Han existido amantes para quienes el amor
Debía estar tan compuesto de galanteos y cortesías
Que suspiraban y glosaban frases de memoria
Con poses extraídas de algún viejo y hermoso libro;
Sin embargo ahora parece un asunto de lo más frívolo.”

Al nombrar el amor permanecimos callados;
Vimos apagarse los últimos emblemas de la luz
Y en el tembloroso verdiazul del cielo
Una luna, pálida como si hubiese sido una concha
Bañada por la perpetua marea del tiempo
Entre las estrellas se desgranaba en años y en días.

Tuve un pensamiento sólo para tus oídos:
Pensé que eras hermosa, y que había procurado amarte
Según la vieja costumbre del amor;
Que todo hacía parecer feliz, pero nos volveríamos
Tan descorazonados como la luna hueca.


We sat together at one summer’s end,
That beautiful mild woman, your close friend,   
And you and I, and talked of poetry.
I said, ‘A line will take us hours maybe;
Yet if it does not seem a moment’s thought,   
Our stitching and unstitching has been naught.   
Better go down upon your marrow-bones   
And scrub a kitchen pavement, or break stones   
Like an old pauper, in all kinds of weather;   
For to articulate sweet sounds together
Is to work harder than all these, and yet   
Be thought an idler by the noisy set
Of bankers, schoolmasters, and clergymen   
The martyrs call the world.’
                                          And thereupon
That beautiful mild woman for whose sake   
There’s many a one shall find out all heartache   
On finding that her voice is sweet and low   
Replied, ‘To be born woman is to know—
Although they do not talk of it at school—
That we must labour to be beautiful.’
I said, ‘It’s certain there is no fine thing   
Since Adam’s fall but needs much labouring.
There have been lovers who thought love should be   
So much compounded of high courtesy   
That they would sigh and quote with learned looks   
Precedents out of beautiful old books;   
Yet now it seems an idle trade enough.’

We sat grown quiet at the name of love;   
We saw the last embers of daylight die,   
And in the trembling blue-green of the sky   
A moon, worn as if it had been a shell   
Washed by time’s waters as they rose and fell   
About the stars and broke in days and years.

I had a thought for no one’s but your ears:   
That you were beautiful, and that I strove   
To love you in the old high way of love;
That it had all seemed happy, and yet we’d grown   
As weary-hearted as that hollow moon.

¿Por qué estás silenciosa? William Wordsworth


¿Por qué estás silenciosa? ¿Es una planta
tu amor, tan deleznable y pequeñita,
que el aire de la ausencia lo marchita?
Oye gemir la voz en mi garganta:

Yo te he servido como a regia Infanta.
Mendigo soy que amores solicita...
¡Oh limosna de amor! Piensa y medita
que sin tu amor mi vida se quebranta.

¡Háblame! no hay tormento cual la duda:
Si mi amoroso pecho te ha perdido
¿su desolada imagen no te mueve?

¡No permanezcas a mis ruegos muda!
que estoy más desolado que, en su nido,
el ave a la que cubre blanca nieve.

Lucía. William Wordsworth


Vivía en las regiones solitarias,
por donde nace el Dove,
una doncella a quien nadie alababa
y a quien querían pocos:

violeta junto a una musgosa piedra,
medio oculta al viandante,
bella como un lucero, cuando brilla,
muy solo, en el espacio.

Ignorada vivió, y pocos supieron
la muerte de Lucía;
mas ella está en la tumba, y para mí
ya todo ¡qué distinto!

                        * * *

Selló el sueño mi espíritu
y miedo no sentía:
ella me parecía como algo que no siente
el roce de los años.

No tiene movimiento ya, ni fuerza,
no oye ni ve nada;
mezclada con el curso diario de la tierra,
con las rocas, las piedras y los árboles.

Versión de Màrie Montand