lunes, 20 de junio de 2016

Fascismo Galáctico

Hoy me desperté de muy buen humor
 pero este ha ido decreciendo conforme avanza el día,
 así que antes de volverme un demonio iracundo para el anochecer,
quiero decirte que deberías mandar al diablo todo y ayudarme a conquistar el mundo,
considero apropiada una repartición de la siguiente  forma:
tu,todos los países cuyo nombre inicie con "N" , "S" o vocal,
yo me quedo con el resto, tu con todos los océanos, excepto el Índico y el Pacífico Sur  además de que quiero conservar para mi el Mar del Norte (por eso recordé el poema que te envíe) el mar de China y el Egeo; tu, todas las islas, yo todos los archipiélagos; tu controlas ríos, lagos y las masas de agua continentales, yo me quedo con los glaciares, tu con las grandes cumbres pero yo con los volcanes, yo quiero las minas de sal, zinc, bronce y estaño, conserva las de piedras preciosas y metales pesados; así en control del mundo,mientras tu liberas a los esclavos yo impondré castigo a los malvados, cambiare el nombre de algunos lugares, fundaré nuevas ciudades y las llamaré por colores, "La Ciudad Roja" será mi capital; crearé un ejército profesional de cuyas armas se disparen flores y en algún momento te declararé la guerra y a fuerza de estrategia te arrebataré algunas costas; con ánimo de conquista cuando el hombre salga del planeta te dejo los mundos, estrellas y cometas, yo quiero los asteroides y lunas y repartimos a mitades las cosas no descubiertas, ya entrados en detalles te dejo la radiación de fondo y las reacciones moleculares me quedo con los agujeros negros y en específico toda las constelación de las ménades, y finalmente te doy a escoger entre la partícula de Higgs o los taquinones y demás partículas elementales fotones, neutrinos, gravitones, en cuestiones de tiempo aún no tengo por cierto la teoría de relatividad así que hay que esperar. Como lo habrás notado ya tengo todo resuelto, sólo me tienes que confirmar y debo añadir que aún estoy dispuesto a negociar.

viernes, 17 de junio de 2016

Respuesta. Otto René Castillo

Si me preguntaras
qué es lo que más quiero
sobre la anchura de la tierra,
yo te contestaría:
a ti, amor mío, y a la gente
sencilla de mi pueblo.

Dulce eres, como la tierra.
Como ella frutal y hermosa.

Pero a ti te quiero.

No por lo bella que eres.
Ni por lo fluvial de tus ojos,
cuando ven que voy y vengo,
buscando, como un ciego, el color
que se me ha perdido en la memoria.
Ni por lo salvaje de tu cuerpo indomable.
Ni por la rosa de fuego, que se entrega
cuando la levanto del fondo de la sangre
con las manos jardineras de mis besos.
A ti te quiero, porque eres la mía.
La compañera que la vida me dio,
para ir luchando por el mundo.

Amo a la gente sencilla de mi pueblo,
porque son sangre que necesito
cuando sufro y me desangro;
hombres que me necesitan cuando sufren.
Porque nosotros somos los más fuertes,
pero también los más débiles. Somos la lágrima.
La sonrisa. Lo dolorosamente humano. La unidad
de lo mejor y de lo más deplorable. Lo que canta
sobre la tierra y lo que llora sobre ella.
De ellos recibí esta vez, este corazón inquieto,
que me apoya y me fortalece y te lleva consigo.

Por eso los amo como son
y también como serán.
Porque ellos son buenos
y serán mejores.
Y juntos nos jugamos
el destino, con nuestras
manos que todo lo construyen.

Así amo yo la vida
y amo a la humanidad,
amor mío,
cuando te amo y amo
a los hombres sencillos
de mi bello y horrendo país.

Extraído de "Poesía" Casa de las Américas, 1989