viernes, 16 de septiembre de 2011

Le Petit Mort

Siempre he tenido una especial gusto por el folklore relacionado a la muerte, no es algo oscuro o enfermizo es solo la curiosidad ancestral acumulada a lo largo de generaciones que todos hemos sentido en mayor o menor medida; recuerdo gratamente como resultado de los esfuerzos de José Vasconcelos (primer secretario de educación pública en México y de quien se hablará en futuras aportaciones) la publicación en 1924 de dos magníficos ejemplares de Lecturas Clásicas para Niños donde encontré el maravilloso relato del encuentro de Nachiketas y Yama Dios hindú de la muerte, texto tomado del Katha Upanishad libro sagrado hindú el cual es una colección de meditaciones místico/filosóficas cuyo objetivo es enseñar como alcanzar la sabiduría, en el relato, el Padre de Nachiketas ofrece todos sus bienes como ofrenda a los dioses, dejando al final su mas preciado tesoro: su propio hijo, el joven es ofrecido a Yama quien es enviado a su reino, al llegar Nachiketas no encuentra a Yama quien esta de viaje y tardará tres días en regresar, por lo que al arrivar avergonzado con su invitado, la Muerte decide ofrecerle tres dones, uno por cada día de espera, el primero es la serenidad para su padre y para él mismo por tan prolongada ausencia, el segundo es conocer la naturaleza del fuego sagrado que conduce al cielo, y el tercero es conocer el secreto de la pregunta universal: ¿Que sucede con el hombre después de su muerte? Yama intenta persuadirlo ofreciéndole a cambio bienes cuantiosos y familia numerosa, pero Nachiketas reafirma su deseo de conocer la verdad a lo que la Muerte reconociendo su sabiduría accede.


El tema de la muerte ha inspirado diversas manifestaciones artisticas algunas mas conocidas que otras, tales como la 5ta Sinfonia de Beethoven cuyo conocido inicio rememora el sonido de  la Muerte tocando a la puerta, el Don Juan de José Zorrilla, el Hamlet de Shakespeare (de quién tambien se escribirá junto con Marlowe en un futuro cercano) y por supuesto La Catrina de José Guadalupe Posada.
Mención aparte, debo destacar la fascinante pelicula "El Septimo Sello" de Ingmar Bergman donde  Antonius Block, un caballero cruzado, regresa con su escudero a su pueblo natal, en Suecia, después de 10 años de ausencia en las Cruzadas. Se encuentra con una comarca diezmada por la peste. La figura de la Muerte aparece, para reclamar la vida de los habitantes de su pueblo. Antonius decide retar a la Muerte a un juego de ajedrez, y con ello ganar tiempo para así encontrar un acto, cuya ejecución le dé sentido a su vida antes de morir.


En la pelicula se hace notoria referencia a un conjunto de versos musicalizados que se cree se bailaba o representaba durante el Siglo XIV el cual  consta de más de seiscientos versos y en ella, la Muerte va llamando a bailar a diversos personajes, como el Papa, el Obispo, el Emperador, el Sacristán, el Labrador, etc., al tiempo que les recuerda que los goces mundanos tienen su fin y que todos han de morir. Todos caen en sus brazos.



En el poema sinfónico un violín solista tocado alegóricamente por la muerte lleva la voz cantante imponiéndose sobre el resto de instrumentos, representación de los mortales.

Continuando con el cine, casi olvidaba mencionar la homenajeada "Macario" de Roberto Gavaldón nominada al Oscar y que tuve el privilegio de gozar en su versión teatral protagonizada por el mismísimo Ignacio López Tarso hace ya algunos años.


2 comentarios:

  1. Y, aunque la muerte le aterraba pensó
    que si la pálida dama llegaba
    no desperdiciaría la ocasión
    de ver qué tal besaba.

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  2. muy sabiniano el comentario anterior... habremos de ver la pelicula y me da gusto que tu nutras los blogs (hare lo posible por reencontrarme con el mio) saludos. att carlos

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