Mujer, me sorprende que no sepas
Que yo se, lo que todo mundo sabe
Que a estas horas en un jardín cepas
de vid coronan con sus flores tú tarde
y en la mía, solo un
clavel aún florece
Que hay un hombre, que te escribe
Tan indigno o más que yo, que arde
en deseos de tenerte, y que vive
en las fronteras de la noche, donde
las formas demenciales de un orbe
batiéndose entre alas de carbón
desdibuja la rareza de tus ojos
oscuros, siniestros, haciéndolos
más brillantes, casi buenos…
Con una bondad que yo no conocí
La naturaleza de tu sorpresa al enfrentarme
No es pues la vergüenza a no decirme
Que el tiempo que te dedique lo perdí
Sino la tristeza de recordar que un día
Hace no mucho tiempo
los dos creímos
Ciegos y engreídos en los besos que nos dimos
Y que en algún lugar cercano
al jardín que ahora florece
los dos nos equivocamos.
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