Si fueras tan bonita como te veo yo,
ese gato callejero no sería esquivo contigo,
esa nube se quedaría quieta a contemplarte
y ese pájaro cantaría tan sólo para ti.
Esto era lo que iba a decirte,
pero resulta que ese gato, esa nube y ese pájaro,
igual que todo lo que vemos,
son pedazos de mí
-también de ti-
como lo son mis orejas, mis pies o mis costillas.
Y por eso
-y porque eres tan bonita como te veo yo-
ese gato ahora se está acercando,
esa nube se ha parado un momento a contemplarte
y ese pájaro está cantando tan sólo para ti.
(De Un surtido)
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