sábado, 30 de abril de 2016

Gabriel Banderas

Subestimo el poder de Gabriel Banderas
De enamorarse a la séptima canción
Según sé, siempre en el mismo orden
Después de dos de Cabernet Sauvignon
Recuerdo aquella gentil mesera
De firme y abundante proporción
A quien el buen de Gabriel Banderas
Le escribía cientos de poemas llenos de pasión 
Un día en la comida, en la mesa vecina
Una rubia de elegante pose y amplia sonrisa 
Hacia la delicia de su imaginación 
¡una ronda para todos! ¡Viva, que emoción!
Gabriel Banderas siempre sabía lo que hacía
Nadie nunca escapaba de su refinada palabra
De su gesto coqueto, de su mirada ensayada
Era un arma afilada, desenvainada a la mínima 
Provocación.
Pero ayer, después del trabajo
El habernos encontrado en el lugar de moda
Era casi una obligación 
”The Bourbon” se llamaba, un bar de jazz
Que se inauguraba bajo luces de neón.
Y ahí estaba, ¿quién lo diría? Ella cantando
Tan hermosa que cualquiera dudaría
Que en verdad existiera 
Y que no fuera solo una ilusión
Su voz triunfaba en mi corazón 
Y hacía dichosa mi alma abandonada 
Casi olvidada en un oscuro rincón 
-Una más por favor- la gente aplaudía 
Enloquecida por tal maravilla 
Fuera de la lógica o la imaginación
Yo, por mi parte contando: la séptima canción
He de hacer algo antes de perder la razón
-Oh que torpe perdón-
La segunda copa de vino derramada en el pantalón
De Gabriel Banderas mi amigo
Antes que entrará en acción 
¿que hora son? Debemos irnos
¿Quién era ella? Daniela decía el folleto
Tal vez volvamos en otra ocasión...

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