lunes, 13 de febrero de 2012

El arte y la economía se desvirtuan mutuamente.

Avelina Lésper es una escritora y crítica de arte a cuyo blog llegue mediante aquel ejercito de coincidencias a los que los romauroticos o neurománticos llamamos destino.
Art Basel es una feria internacional de arte contemporaneo cuya descripción de wikipedia no me molestare en traducir (más que molestia es pereza):

Art Basel is an international contemporary art fair held each June in Basel, Switzerland. Similar to the Venice Biennale, it has been called "the Olympics of the art world". Art Basel features nearly 300 leading galleries from North America, Latin America, Europe, Asia and Africa. Special sectors are devoted to recent artworks, curated exhibitions, video- and sound-based works, performances, and art in public spaces.
Co-founded by local gallerists Trudi Bruckner, Balz Hilt, and Ernst Beyeler, and initiated by Lorenzo Rudolf, the first Art Basel was held in 1970 as an alternative to Art Cologne. In 1973, only three years after its founding, Basel superseded Cologne as the largest art show in the world. In 2010, more than 62,500 people attended the exhibition. Since 2002, a sister exhibition, Art Basel Miami Beach has been held in the USA at Miami, Florida.

En su blog asi como en Milenio, Avelina Lésper publicó en diciembre de 2011 una reseña de lo mejor y lo peor de la feria, y me fue imposible no compartir su perspectiva de asombro, por lo que reproduzco a continuación sus anotaciones de lo peor de la feria:

LO PEOR.

Aquí la competencia estaba muy reñida; lo seleccionado es una muestra. El conjunto denuncia monotonía, la repetición extingue a la novedad, la simplificación que hacen del arte nulifica a la inteligencia. No repriman la tentación de rehacer estas obras, la apropiación es legal y es una forma de arte. 


Joseph Kosuth, un párrafo de texto en la pared traduciendo Paragraph al español, la obviedad es parte de la obra, 90 mil euros.



Bill Wurtz, bolsitas de plástico colgadas en alambres y tablitas, distintas dimensiones, de 7 mil a 10 mil dólares en Metro Pictures Gallery.


Anna Oppermann, instalación para museo con un excusado, frases “reflexivas” en papeles, fotos y un predecible etc., 110 mil euros, en la galería Barbara Thumm.



Juguetes y barbies emplastados con silicón y mensaje sexual, de Jonathan Messe, obras que traumatizaron a los niños, 24 mil usd.


Andy Coolquitt coleccionó encendedores sin gas y los pegó en una tabla, 12 mil usd.


Una pila de sábanas “robadas de hoteles” de Jason Dodge, 20 mil usd.


Josephine Meckseper, serie de 4 lienzos con corbatas colgando, 40 mil usd.


Una piedra atada a un tronco de Katsuro Yoshida, 350 mil en Blum 2 Poe Gallery. La galerista les explica a los coleccionistas por qué eso es arte y sus valores intelectuales.


Tubos de metal taponados con telas de colores, la reflexión sobre el contraste entre el metal y la tela se las ahorro, de Tom Burr, 12 mil usd.


Rubén Ochoa, pedazo de concreto, 18 mil usd.


Wilfrido Prieto, periódico arrugado y tirado en el piso, 15 mil euros. La galerista asegura que lo hizo él en persona.

M de C: Con estos precios por lo que escribo en mi estúpido blog deberían darme un premio nobel. Ja



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