miércoles, 21 de marzo de 2012

La Mujer


Soy un hombre de contrastes, siempre lo he dicho, e incluso es muy notorio para la gente que me conoce, gusto de serlo, Hace alrededor de un año empece a escribir un blog cuyo significado y sentido todavia no comprendo perfectamente, una necesidad de expresión pública me llevaron a crearlo pero  la pregunta fue, es y sigue siendo: ¿Para Quién?

Una de las premisas bajo las cuales me rijo es nunca señalar de manera directa a alguien bajo su nombre propio de esta manera invoco al anonimato a través de mi seudonimo: El Marqués de Carabás e invoco a mis personajes reales o no bajo el nombre de su daemon ((daimon en griego) realmente significa inspiración espiritual o pensamiento creador Δαίμων y en latín Dæmon) que osadamente me atrevo a atribuirles; de entre ellos el  que mas destaca es "La Mujer",para Conan Doyle Irene Adler es el personaje en sus novelas y cuentos que  pasa a la historia como el único adversario que fue capaz de engañar y vencer a  Sherlock Holmes, quien se refiere a ella luego del hecho lleno de respeto según el doctor Watson sencillamente como "La Mujer", sin llamarla por su nombre.

"Y así fue como se evitó un gran escándalo que pudo haber afectado al reino de Bohemia, y cómo los planes más perfectos de Sherlock Holmes se vieron derrotados por el ingenio de una mujer. Él solía hacer bromas acerca de la inteligencia de las mujeres, pero últimamente no le he oído hacerlo. Y cuando habla de Irene Adler o menciona su fotografía, es siempre con el honroso título de La Mujer"
Las aventuras de Sherlock Holmes. Escándalo en Bohemia.


De Igual forma José Saramago (Nobel de Literatura 98) tiene en su versión del Evangelio según Jesucristo su propia interpretación de la Mujer:

"Buscó con los ojos a María deMagdala, la vio cerrar lentamente los párpados y hacer un gesto de asentimiento y, sin másdemora, se acercó al hijo y le dijo, en el tono de quien está seguro de no tener que decirlo todo para ser entendido, No tienen vino. Jesús volvió lentamente la cara hacia la madre, la miró como si ella le hubiera hablado desde muy lejos, y preguntó, Mujer, qué hay entre tú y yo, palabras éstas, tremendas, que las oyó quien allí estaba, con asombro, extrañeza, incredulidad, un hijo no trata así a la madre que le dio el ser, harán que el tiempo, las distancias y las voluntades busquen en ellas traducciones, interpretaciones, versiones, matices que mitiguen la brutalidad y, de ser posible, den lo dicho por no dicho o digan que se dijo lo contrario, así se escribirá en el futuro que Jesús dijo, Por qué vienes a molestarme con eso, o, qué tengo yo que ver contigo, o, Quién te ha mandado meterte en eso, mujer, o, Qué tenemos que ver nosotros con eso, mujer, o, Déjame a mí, no es necesario que me lo pidas, o, Por qué no me lo pides abiertamente, sigo siendo el hijo dócil de siempre, o, Haré lo que quieres, no hay desacuerdo entre nosotros. María recibió el golpe en pleno rostro, soportó la mirada que la rechazaba y, colocando al hijo entre la espada y la pared, remató el desafío diciéndoles a los servidores, Haced lo que él os diga"




Así presento dos visiones opuestas de una misma frase. Por lo tanto puedo asegurar que escribo esto para mi "La Mujer".

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