jueves, 26 de abril de 2012

Astronomía forense. Andrea Guiu

Para muchos, los cuadros son subjetivos y tienen tantas interpretaciones como personas los miran. Pero Don Olson, astrofísico de la Universidad de Texas (EEUU), trabaja aportando objetividad a las apreciaciones. Se define a sí mismo como "astrónomo forense" porque resuelve misterios en cuadros, fotografías y relatos basándose en evidencias astronómicas. "Cuando la gente observa un cuadro, asume ciertas cosas como por ejemplo que lo que brilla es una estrella. Sin embargo, yo me pregunto: ¿qué estrella será?", explica.

Sus alumnos son parte de su equipo de investigación. "Mi trabajo es que se sientan atraídos por la ciencia, por el arte y por los viajes", explica. Cuestionarse casi todo le ha permitido descubrir el momento exacto en el que se pintó un cuadro, qué inspiró a grandes novelistas o devolverle la dignidad a nada más y nada menos que Abraham Lincoln.

Casa blanca de noche', de Van Gogh
Cualquier observador del cuadro del pintor holandés pensaría que el astro brillante del cielo es la luna o el sol. Don Olson, sin embargo, decidió ir más lejos. "Necesitaba saber qué era exactamente lo que dibujó", apostilla el astrofísico.

Para descubrirlo, él y sus alumnos iniciaron una investigación que consistía en descubrir cuándo se pintó el lienzo, encontrar la casa para ver su orientación y recrear el cielo. Para descubrir la fecha, analizaron la correspondencia y encontraron que el 17 de junio de 1890 el artista describía el cuadro en una carta que escribió a su hermano desde Auvers (Francia). Por los registros meteorológicos supieron que la única noche con cielo despejado desde el 4 de junio fue la del 16. "Se tuvo que pintar esa noche. Nos faltaba saber si la casa todavía existía", cuenta. Olson y sus alumnos se trasladaron a Auvers y encontraron la casa, que estaba orientada hacia el Oeste.

Con un programa informático de simulación astronómica y estudiando la posición y la altura de la misteriosa estrella, llegaron a dos conclusiones: el objeto que brilla en el cielo del cuadro es Venus, y se pintó el 16 de junio de 1890 a las ocho de la tarde.


'El grito', de Munch

La imagen del hombre chillando bajo el cielo rojizo de Oslo es ya un icono de la tristeza, la desesperación y el desconsuelo, pero... ¿es el color de la atmósfera un recurso o una realidad? "El cielo de la pintura me recordó a los atardeceres que se produjeron tras el incidente de Krakatoa con los que estoy especialmente familiarizado", asegura Olson. El volcán de la isla de Krakatoa entró en erupción en 1883 y la explosión fue tan violenta que durante dos años, las latitudes del Norte tuvieron unos atardeceres asombrosamente rojizos.

Los primeros bocetos de El grito, sin embargo, se dibujaron diez años después, entre 1892 y 1893. "Como la mayoría de las pinturas de Munch reflejan experiencias pasadas, la teoría tenía sentido", aclara el investigador. "El cuadro de la muerte de su madre, por ejemplo, lo pintó 22 años después".


La estrella de Hamlet

Hamlet. Acto I. Escena II. Uno de los soldados, Bernardo, dice: "La noche pasada, cuando esa misma estrella que está al occidente del polo había hecho ya su carrera para iluminar aquel espacio del cielo donde ahora resplandece...". En 1998, el astrónomo de la Universidad de Texas publicó un estudio en el que se asegura que la estrella de la que habla Bernardo es la supernova que pasó por Europa en 1572. Mediante referencias climáticas y temporales, los investigadores dedujeron que la escena de Hamlet se desarrolló en noviembre y que la estrella que brillaba estaba en la constelación de Cassiopeia. "No había estrellas especialmente brillantes en esa constelación excepto la supernova de 1572 que fue, precisamente, en noviembre", cuenta Olson.


La luna de 'Frankenstein

Cuando a Mary Shelley le pidieron que escribiera un prólogo explicando cómo se había inspirado para escribir Frankenstein ella contó que fue una noche de tormenta en junio de 1816.

La escritora romántica y su futuro marido estaban cenando con cuatro amigos más, entre los que se encontraba el poeta Lord Byron, en su residencia frente al lago de Ginebra, en Suiza. Después de cenar y condicionados por la lluvia, decidieron leer historias de miedo hasta que Byron retó a cada uno de ellos a que escribieran un cuento de terror.

Según Shelley, unos días después, la luz de la luna entró por su ventana y la medio despertó. En estado de duermevela (y tal vez influenciada por la conversación sobre el sentido de la vida que tuvo con su pareja), la escritora comenzó a elaborar Frankenstein.

Las críticas a Shelley no tardaron en llegar. La acusaban de inventárselo para vender más libros. "Durante 15 años me he preguntado si podría recrear esa noche", explica el astrónomo. "La recreamos y no encontramos ninguna razón para dudar de su testimonio, en base a lo que vimos utilizando el sistema de simulación". La fantasiosa historia de Shelley era de todo menos ficción.

 Robert DeNiro como la creatura creada por el Dr. Frankenstein

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