lunes, 26 de noviembre de 2012

La Bruja.


Las circunstancias bajo las cuales siempre llegaba a casa a altas horas de la madrugada eran  populares y comunes, no debía sorprender a nadie una buena borrachera, ni una estupenda borrachera y mucho menos una magnífica borrachera, o tampoco sería sorpresa el que el amor me haya cogido (como dicen los Ibéricos) a horas inadecuadas en lugares lejanos, todos sabemos que contra el amor nadie puede luchar ni siquiera la muerte misma, de esta manera ya sea por beber una copa o besar a una mujer (una bella mujer de preferencia) y sus múltiples y placenteras combinaciones aprendí a desdeñar aquellas historias macabras que los padres cuentan suceden de noche, generalmente para desmotivar aquel poderoso llamado nocturno (casi siempre sin éxito) tales como los accidentes automovilísticos, los robos, asesinatos, secuestros y todas aquellas cosas tan en boga en ese entonces. Me gustaba caminar de noche era tan relajante hacerlo en silencio, en penumbra, cuando tus pasos hacen eco en las calles desiertas y de repente te transformas en parte de la noche misma junto con las estrellas (si es que el cielo esta estrellado) o junto con las nubes (si es que el cielo esta nublado) con el gato en celo luchando por amor (más bien por coito) y esas sombras, las propias y las ajenas que proyecta el poco alumbrado público que escolta cual guardia de honor el regreso triunfal a casa, una bola flotante de fuego suspendida frente  a la ventana de la casa de mis vecinos apago de tajo mi evocación idílica llenando mi cuerpo de ese frio estremecedor y esa violenta angustia que los valientes (o tontos) no conocemos, pero que los cobardes llaman… miedo. Las llamas goteaban de la esfera ardiente a unos 20 metros del piso, -una bruja- bromeé (tal vez lo hice para no llorar) mientras repetía hacia mis adentros lo que tantas veces había presumido “no le temo a nada” saque con decisión (aunque con torpeza) mi celular del bolsillo de mi pantalón y active la cámara, realmente estaba temblando (de frío) y obtuve una fotografía.
Ignorando el extraño fenómeno me dirigí a casa fingiendo reconocer bajo el método científico una explicación lógica y en extremo estadísticamente improbable -pero cierta-  de aquella eventualidad cósmica ocurrida frente a mis narices (que en ese momento pudieron haber sido más de cien).
Jajaja ¡un rayo globular! lo sabía, el generoso Google me dio la respuesta después de haber pasado una de las peores noches que cualquier hombre pudiera recordar

El rayo globular, también conocido como centella, rayo en bola o esfera luminosa, es un fenómeno natural relacionado con las tormentas eléctricas. Toma la forma de un brillante objeto flotante que, a diferencia de la breve descarga del rayo común, es persistente. Puede moverse lenta o rápidamente, o permanecer casi estacionario. Puede hacer sonidos sibilantes, crepitantes o no hacer ruido en absoluto. Uno de los primeros intentos de explicar el rayo globular fue registrado por Nikola Tesla en 1904. Se ha postulado que los rayos globulares podrían ser el origen de las leyendas que describen bolas luminosas, tales como la del Anchimallén de la mitología mapuche (del sur de Argentina y Chile ). Durante la Segunda Guerra Mundial los pilotos de bombarderos aliados informaron en muchas ocasiones ser «escoltados» por un rayo globular volando cerca de la punta de sus alas. Debido al desconocimiento del fenómeno durante ese período, los pilotos los llamaron foo fighters.”
El día siguiente al suceso mi estado de ánimo estaba tenso y mis profundas ojeras eran notorias, aquella en la que pienso siempre  me pregunto -¿Pasaste una mala noche?
Tal vez debí contar mi historia en ese entonces para liberar mi alma de aquella congoja, pero no me creería, ya en anteriores ocasiones había sido victima de rechazo al referir mis relatos y la única evidencia que poseía era una borrosa imagen en mi nada avanzado teléfono de un punto brillante en un fondo oscuro –Si, una mala noche, no pude dormir bien- respondí.
Era frecuente pasar la noche en vela frente al monitor tecleando letras y signos en conjuntos que formaban cuentos y poemas dedicados a la pulverizante oscuridad de la noche y a la deslumbrante belleza de sus ojos (de aquella en la que pienso siempre (aunque este con otra)), la mayoría de estos nunca han sido leídos mas que la vez que fueron escritos. Este es un ejercicio casi imposible de realizar durante el día,  dice Baldomero Fernández Moreno “El poeta, la calle y la noche, se quieren los tres...”
Esa misma tarde antes de que oscureciera estaba ya en mi cuarto puesto en ropa de dormir con música de fondo para no ponerme nervioso  mirando a través de una rendija (fue un agujero que hice yo mismo) de mi cortina, en la ventana que da justo de frente al ventanal de la casa de mis vecinos, -¿será acaso posible que se suceda  tan extraño fenómeno nuevamente?- me preguntaba.
Esta vez estaba bien equipado con una poderosa cámara Sony de 5 megapíxeles, flash y zoom de 3x ni siquiera el mismo Dios podría ocultarse de mi. En el transcurso de la noche nada sorprendente acaeció  y después de cierto tiempo, el sueño lucho contra mi mermada voluntad de seguir observando venciéndome  al fin poco antes de las tres de la madrugada, mi cuerpo yacía sobre la cama aun sosteniendo la cámara cuando un sonido hirió mi apacible cordura: unos pequeños toques en mi ventana.
¿Un Ave? ¿Un Insecto?               ¿QUÉ ES ESO? ¿QUÉ PRODUCE ESE SONIDO? No pude, levantarme apartar la cortina y enfrentar la imagen entre las sombras de la noche de aquello que se sostenía al otro lado del cristal llamándome con tres toques consecutivos y rápidos “Tac, Tac, Tac” No pude.
Otra noche sin dormir, las sabanas envolvían mi cuerpo totalmente tal como una mortaja, debe ser un instinto primitivo el que hace sentir la necesidad de estar rodeado por algo o de tener la espalda cubierta o por lo menos contra la pared para no recibir un ataque desde una perspectiva obtusa a nuestra vista. Esta vez debía aceptarlo si, tenía miedo.
El día siguiente debí contar mi historia, lo hice primero a mi familia, y luego a mis amigos más cercanos, solo la mitad me creyeron, la mitad restante se rieron y la otra mitad dudaron, cabe destacar que para tener tres mitades debes de inventar a algunos… después de todo tal vez todo fue un sueño, solo un mal sueño, bebí algunas copas y la luz que vi fue un reflejo de algo mas mundano, los sonidos en mi ventana fue nerviosismo y el sentimiento de que esta maldición me perseguiría para siempre se confirmo durante la noche siguiente cuando en mi ventana recibí, a las tres de la mañana una visita esperada pero nada grata “Tac, Tac, Tac” la justificación me llevo a imaginar una mano de aspecto cadavérico, de tono verdoso mas con textura de escamas que de piel y uñas largas como garras, en resumen una pata de gallina humanizada tocando con su largo dedo medio donde portaba un anillo de oro mi frágil ventana.
Una noche mas sin dormir, las actividades laborales de la oficina no parecieron tan importantes cuando decidí no asistir, los reportes pendientes no parecieron tan urgentes cuando la cordura se esta perdiendo, ¿a quien le importa una factura cuando una bruja  llama en tu ventana?
 Si, una bruja, una bola de fuego flotando en la noche sobre las casas de la ciudad con una estructura incorpórea que se materializa a su antojo, ajo, tijeras, listones rojos, remedios caseros y agua bendita, todo para que la maldita no aparezca más, Padre Nuestro, no me acuerdo, Ave María, ¿Cuándo acabara esta agonía? La noche se volvió mi tormento ¿acaso esto acabaría enfrentándola cara cara? Me cambie de cuarto tres o cuatro veces, me cambie de casa un par de ellas y de ciudad una más, deje a aquella en la que pensaba  siempre (porque además no me creía) pero a las tres de la mañana encontrándome en cualquier lugar  el “Tac, Tac, Tac” de mi ventana me seguía. Pero ese era mi castigo, mi castigo por verla, a donde sea que fuera los gatos morían frente a mi casa y siempre habitaba un enjambre de moscas donde ella su mano posaba, siempre en el punto de en medio de mi ventana, las sombras de mi rostro se volvieron mi rostro.
Regrese a casa, a mi verdadera casa después de tantos años, para ese entonces mi historia era ya bien conocida, una vecina con quien salí un par de veces antes de corromperme y que aún conservaba una hermosa sonrisa me preguntó: ¿Aún conservas la fotografía que le tomaste?
-Si, aún- respondí
-Hace tiempo que deseo hablar contigo, cuando alguien me contó del porque te fuiste te busque para contarte mi propia historia… mi historia de la noche que viste a la bruja-
Con incredulidad y amargura le pregunte -¿De que hablas Lis?
Flor de Lis me contó que esa noche había vivido la misma pesadilla que yo había pasado largos años, la historia fue casi idéntica solo que algunas horas antes, la fotografía, los toques en la ventana, el miedo, la incertidumbre, siempre a las dos de la mañana, ¿La diferencia? Ella no vio una bola de fuego sino un asqueroso y pululante  lagarto de enormes proporciones antropomorfas, pero… y esto es importante la maldición se esfumo cuando se esfumo la fotografía.
Esa era la clave, la fotografía, sin embargo para mi no bastaba borrarla, hacia tiempo que me dedicaba a indagar este fenómeno y ya la había enviado a un centenar de personas para que la investigasen, la había cargado a incontable numero de foros en la red para su discusión e incluso envié un articulo a una revista especializada que por supuesto nunca se publico, ya no tenia control sobre la imagen, no tenia control sobre nada.
Esa noche sabiéndome insomne por siempre me propuse establecer una tregua con la bruja y comencé a redactar una carta donde desahogara mis años de suplicio, una carta tan larga donde contara mis penas de amor y de vida, de empleos perdidos, de corazones rotos, de las tantas veces que me llamaron loco; así  una pagina sobrevino a otra y   a esta     a su vez… una mas.
Me gusta mucho escribir  y en mis relatos incluir referencias circulares y concéntricas: un cuento dentro de un cuento, un sueño dentro de un sueño, un cuento dentro de un sueño, un sueño dentro de un cuento, el tiempo circular y retrogrado, si esto fuera un simple relato no seria sorprendente que el llamado de la bruja fuera en verdad una manifestación subconsciente de mi mismo que en un ataque de sonambulismo me pusiera de pie todas las noches para matar gatos y arrojar heces para culminar el rito con tres toques en mi ya famosa ventana “Tac, Tac, Tac” eso explicaría del porque a donde quiera que voy sucede, o viajes en el tiempo, siempre, todo se puede resolver con una buena paradoja y un bien desarrollado bucle temporal, fantasmas, de antepasados ocultos, de memorias olvidadas  de entes sobrenaturales que mas que venganza claman justicia, de la mujer que ahora, después de su muerte convertida en bola de fuego purificador va volviendo locos a cada uno de los amigos de su pequeño hijo que murió en circunstancias nunca esclarecidas tomando la forma de lo que mas teme cada uno (eso explica  la aparición a Flor de Lis) pero por desgracia este no es un simple relato, aunque todos ellos tomaron lugar en mi larga y explicita narración que colgó esa noche a las afueras de mi ventana.
Una tregua, lo que pretendía era causar lastima al ente, que al disponerse a tocar con su largo dedo mi ventana encontrase una carta que leyese y leyese hasta que llegara la mañana y la bruja debiese regresar a su guarida, el escrito tan extenso no podía leerse en menos de cuatro horas lo que ocasionaba que llegadas las seis de la mañana el sol repudiara a su oscura presencia, ¿Su respuesta? Conmovedora, incluso un poco halagadora con marca de carbón y pulso tembloroso solo aguardaba en la última hoja que quedaba una bien marcada firma:




Fue la primera noche que no escuche su llamado en tantos, tantos años, ahora sabia lo que debía hacer  pues a partir de entonces un cuento inconcluso y uno que otro poema escribía, cada día para ella, los gatos muertos y los olores fétidos han desaparecido y ha crecido en proporción geométrica mi trabajo, así el día lo ocupo para escribir lo que de noche me permitirá dormir, seria tonto decir que soy feliz pero al menos ya no soy desgraciado y una admiradora tengo que estoy seguro que en el momento en que le aburra entrara esta vez SI por mi ventana para reclamar lo poco que me queda de cordura.
 ¿La Firma? ¿Qué es lo que significa? En mi mal persa es el apodo que ella me puso, es como ella me llama: Sherezada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu mensaje a mi estúpido Blog.