miércoles, 12 de septiembre de 2012

Soneto del Hombre Sorprendido


Que exquisita sangre  envuelve tu vida
Que maravilla tenerte entre  nosotros
Que perfecto estandarte de rostros 
Que angustia el no saber  tu guarida 

La mar y el cielo parecen despojos 
De tus ojos las miradas  liquidan 
A  las artes de viejos maestros
A los versos que a ti se dedican

Quien pudiera saber a su antojo
las palabras que evitan  la muerte
De tu tallado marmoleo embrujo

Do procede tu alma, tu suerte
De las altas riquezas que esconden
Tus labios, tus manos, tu vientre

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