Debo confesar que en el
Marquesado de Carabás ha habido gran expectativa sobre el rumbo que pueden
llegar a tomar las cosas, tan es así que los campos reverdecen en invierno y
las aves no emigran sino que cantan trinos a las orillas de los caminos donde
los caminantes se detienen a escucharlos, me gustaría que puedas escucharlos
pronto.
En las fronteras, las falanges de infantería se han aprestado a los bordes de las murallas, la artillería esta recargada y presta, la caballería corre impaciente en círculos desgastando los cascos de los corceles esperando una señal. Los vigías asentados en altas torres señalan a través de estandartes de colores los movimientos de los vientos y las nubes, para no dejar ningún detalle a la suerte.
Y aunque la suerte nos favorece siempre, no confió en ella.
Un extraño sueño interpretado por uno de los magos ha puesto en alerta a los ejércitos, pronto aparecerá la señal que desborde nuestro ímpetu y fuerza, desconocemos como pueda está manifestarse, pero si sabemos que nos marcará el rumbo correcto a nuestro destino.
Sin embargo, ni yo mismo puedo asegurar la victoria. Solo aseguro que haré hasta lo inimaginable para conseguirla.
Porque eso solo dependerá de ti.
No es casual que en el mundo se
busquen cosas difíciles de alcanzar por que la belleza nos ciega de maneras que
nublan nuestros sentidos haciendo casi imperceptibles las distancias, los
sonidos y los olores de la realidad.En las fronteras, las falanges de infantería se han aprestado a los bordes de las murallas, la artillería esta recargada y presta, la caballería corre impaciente en círculos desgastando los cascos de los corceles esperando una señal. Los vigías asentados en altas torres señalan a través de estandartes de colores los movimientos de los vientos y las nubes, para no dejar ningún detalle a la suerte.
Y aunque la suerte nos favorece siempre, no confió en ella.
Un extraño sueño interpretado por uno de los magos ha puesto en alerta a los ejércitos, pronto aparecerá la señal que desborde nuestro ímpetu y fuerza, desconocemos como pueda está manifestarse, pero si sabemos que nos marcará el rumbo correcto a nuestro destino.
Sin embargo, ni yo mismo puedo asegurar la victoria. Solo aseguro que haré hasta lo inimaginable para conseguirla.
Porque eso solo dependerá de ti.
Hacia ya años que preparábamos nuestra incursión en tierras peligrosas y extrañas, de lejanos horizontes había llegado a mis oídos la extraña leyenda de una hermosa joya tan invaluable como la vida misma, sin duda alguna existen muchas que se dicen de este tipo, pero la peculiaridad de está, era su mágica cualidad de irradiar la luz del día en plena oscuridad, Incluso aunque no hubiese sido cierta esta cualidad, la fascinación de la idea de que en verdad pudiera existir, robo mi cordura, y no viví más sino para pensarme con ella.
Los bardos cantaban la
procedencia de la maravilla en un reino lejano en las mortales montañas del
Norte, sin duda alguna mi presencia alertaría a la tan afortunada ciudad
poseedora del tesoro, no sería la primera vez que alguien intentara acercársele
para buenas o malas intenciones, de las cuales las propias aun no había
definido con certeza; así, me hice pasar por un peregrino en su viaje a tierras
sagradas mas allá de las montañas. En el camino encontré un joven soldado que
fatigado por el viaje gustoso escucho las historias de mis andares pasados,
quedando tan sorprendido, me contó casi como un secreto la única cosa que lo
había extasiado en su corta vida: la maravillosa luz emanada de una piedra.
En el camino hacia nuestros
respectivos destinos él me contó de la incertidumbre acerca del origen de la
extraña gema, algunos decían que provenía del centro de la tierra donde existen
montañas de diamantes en constante ebullición, otros que es una semilla traída
de los campos donde dios siembra las estrellas, algunos mas cuentan que es la prisión del alma de una princesa
esperando a ser liberada, lo único que se puede afirmar es que durante la
noche, de ella emana una misteriosa luz que ilumina mil codos alrededor, es una pequeña piedra transparente con un
breve tono rosáceo sin mancha alguna, cortada en 12 caras engastada en un
dije de cuarzo.
La custodia de tal maravilla
corre a cargo de cientos de caballeros los cuales se aprestan en
cada uno de los campamentos ubicados en las faldas y subsecuentes
niveles de la montaña en cuya cima se encuentra
el magnífico palacio negro de
NIM, erigido en épocas remotas con el único fin de preservar las seguridad de sus tesoros,
impenetrable para cualquier ladrón o conquistador, pero no para mí.
El joven caballero
inadvertidamente traicionaba su solemne tarea al darme información tan valiosa.
La conversación tan apasionada me hizo perder la noción del tiempo y espacio,
no sé cuanto caminamos ni en qué dirección, pero al irnos adentrando en los
caminos rocosos de las montañas, horribles gemidos crisparon mi ánimo, mi
acompañante me tranquilizo diciéndome que las altas montañas también protegen
su tesoro, las formaciones naturales de roca provocaban que el eco de un ligero
susurro se convierta en un mortal grito de horror, así entre las altísimas
paredes que escoltan un incipiente riachuelo que nace de las mismas puertas del
castillo los cantos de las aves que pueblan los arbustos aledaños se
transforman en mil voces gritando tu nombre con desesperación, nadie puede
transitar por ese camino.
Mi amigo intento despedirse comentando que me seria mas fácil llegar a
tierras sagradas a través de un estrecho poco conocido de la montaña mas alta
de la formación, misma que llega abruptamente a un acantilado a mar abierto
donde podría continuar mi viaje improvisando una balsa.
Sin embargo mis planes eran
otros, le pedí casi rogándole que si me permitía conocer aquella maravilla de
la cual me habló, compartiría con él mis futuras andanzas y aventuras, las mas
gloriosas y peligrosas, en el fin del mundo, en el centro de la tierra y
en las míticas islas flotantes de oriente, conocería bestias magnificas y
pueblos casi salvajes, incluso si el vigor nos lo permitía nos
adueñaríamos de los tesoros de las tierras de los muertos. Mi lengua se movía
tan rápidamente recitando promesas hermosas que el joven caballero sucumbió a
mi petición. Entraría al Palacio Negro y vería la luz de la gema, la hermosa
luz de la bellísima gema.
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